Este año me dio un subidón cuando te vi fuera de tu escondrijo. Seguías manteniendo las flores feriantes tras tus dos años de reclusión. Y parecía que cierta algarabía infantil podría sacarte a flote. Debió ser flor de un día. Flores de mayo. Yo sólo quería verte enfilar la rampa del garaje. Nuestra rampla. Y mis dos criaturitas ya habían pedido sus correspondientes tambores de 'un solo uso' para el día de salida. A Mayo aún le quedan varias tarde largas. Y no pierdo la esperanza de darle una vuelta a la manzana con el sonido del tambor descompasado y sevillano dando paso a la ilusión del racheo de unas zapatillas de deportes y una toalla en forma de costal.
La ronda de los presos
Hace 4 semanas